Jesús, Tú eres el Príncipe de Paz. Te agradezco que me hayas dado Tu paz, equipándome para establecer el Reino de Dios en la Tierra como lo es en el Cielo, hoy, en este tiempo y en esta ciudad.

Declaro: “Paz, quietud” a cada tormenta en la vida de mi familia, mi vecindario y mi ciudad.

Jesús, te agradezco que has dado Tu Palabra para derribar personalmente cada muro divisorio de hostilidad que pueda existir entre los miembros de mi familia, los de mi vecindario, y especialmente cada muro divisorio de hostilidad entre personas de todos los credos, colores y razas en mi ciudad.

Libero el poder de Tu paz que tiene la capacidad de tomar las decisiones como un árbitro en un juego de béisbol, al dirigir los corazones de cada persona y encargado, incluyendo nuestro alcalde, miembros del consejo municipal, administrador de la ciudad, todos sus empleados y todos aquellos cuyo objetivo es destruir los cimientos de la libertad y la piedad que disfrutamos.

Te agradezco que Tu Palabra es verdadera y cumplirá todo a lo que Tú la enviaste a cumplir.

Declaro que Jesús es el Señor de (nombre de su ciudad).

En el Nombre de Jesús. ¡Amén!